Fin de la Grecia polarizada:
La Guerra del Peloponeso ha terminado.
Luego de la humillante capitulación de nuestra madre Atenas, la gran guerra que ha segregado en dos a todas las grandes polis griegas, ha cesado.
Veintiséis años después del inicio de la guerra, el conflicto bélico que ha mantenido a ciudadanos de Esparta y Atenas con los pelos de punta ha terminado. Luego de cientos de batallas, miles de muertes, y millones de niños quedado huérfanos, la mortal guerra cesó al capitular Atenas ante Lisandro, comandante general de las fuerzas espartanas, el mes pasado.
Los atenienses están destrozados ante su derrota, sintiéndose débiles y ridículos ante Esparta. El epicentro de la democracia tendrá que sucumbirse bajo el poder de Nicias, el arrogante gobernante peloponeso que celebra luego de haber triunfado. Cleofón, el caído gobernante de Atenas, ha mantenido un perfil violento y rabioso, sometiéndose en una fuerte borrachera, intentando ahogar y evadir los constantes alegatos, reclamos y protestas de los ciudadanos atenienses. Éstos llevaron a cabo múltiples protestas en el último año del conflicto, debido al mal manejo del poder por parte de Cleofón.
El pueblo recuerda con gran nostalgia a su más preferido gobernante ateniense, el gran Pericles. Reconocido por sus grandes propuestas y desarrollos, llevó el desarrollo de Atenas a un nivel superior, manteniendo satisfecho a su pueblo. Todo esto en un período de treinta y dos años. Entre sus proyectos logrados figuran la reconstrucción de la capital, la fabricación del Partenón junto al alto acrópolis, la iniciación de la eburocracia y la ampliación del derecho de voto. Estos avances fueron beneficiosos y fructíferos tanto para el estado, como para la sociedad.
No había duda que la victoria sobre Xerxes y los persas, el saludable florecimiento de la democracia y el fructífero intercambio económico y producción de armamento marítimo fueron importantes factores en el ascenso de Atenas para transformarse en la polis más exitosa y poderosa. Más encima, previo al inicio de la guerra, Pericles estaba al mando, y con su carisma y retórica conquistaba a quien sea. Por estos motivos, por la constante segregación que existe en Grecia y por mucho más fue que Esparta y sus aliados comenzaron a temerle Atenas, manteniendo una cuidadosa distancia y una relación fría. No fue por algunos años que decidieron emprender cualquier tipo de enfrentamiento bélico.
Fue Pericles el que gobernaba al iniciar la guerra contra Esparta, siendo previamente criticado y acusado en diversas conferencias de la Liga del Peloponeso, que eventualmente definió la declaración de la guerra hace más de veintiséis años, en el tiempo de Arquidamos. Luego de ésta, los espartanos no tardaron mucho en iniciar su primera campaña contra Atenas y aterrizar en la región de Ática con cientos de hombres. Parecía una estrategia efectiva, sin embargo ninguno de las muchas cantidades de fuerzas armadas que Arquidamos envió al Ática y sus alrededores logaron abastecerse por una cantidad de tiempo decente. Esto fue porque los espartanos basaban sus técnicas ofensivas en entrenamiento terrestre, mientras sus enemigos lo hacían de manera inversa, por lo tanto estaban muy bien preparados para cualquier embarcación amenazadora que viniera desde cualquier punto del Egeo.
Pericles, mantuvo una posición de defensa. Decidió exhaustar a su rival, haciéndolo gastar tiempo, soldados y alimentos en sus múltiples campañas, y defenderse ante cada ataque. Parecía un trabajo sencillo que traería una victoria expedita. Quizás lo hubiera sido si lo inesperado no hubiera ocurrido. A meramente un año del inicio del conflicto, una mortal peste proveniente de zonas del África brotó en Atenas. La ciudad estaba completamente sobrepoblada debido a la congestionada estrategia de Pericles, por lo tanto la velocidad de contagio de la epidemia fue impresionante. Más de un tercio de la población falleció y cientos quedaron con efectos o daños secundarios permanentes. Luego de meses luchando en contra de la enfermedad, Atenas estaba en decadencia. Había perdido tanto a su líder Pericles como a miles de audaces militares a la peste. Así fue como asumió Cleón, quien sucedió al fallecido cabecilla.
A pesar de recibir fuertes ataques, Atenas y sus aliados se mantenían en pie, sosteniendo sus fuerzas en la misma estrategia exhaustiva iniciada por Pericles años antes. Entretanto, en Esparta asumía Nicias, un nuevo jefe de estado quien puso a Brasidas, un sabio y fuerte joven, a cargo de las fuerzas armadas. Éste no duró mucho, debido a una desfavorable campaña de Amfípolis que se llevó a cabo a un año de su nombramiento. En tanto, en aquella misión no solo murió Brasidas, pero también Cleón, dirigente ateniense.
Nicias ofreció paz por cincuenta años en una proposición conocida como “La paz de Nicias”, y los atenienses la aceptaron. Claro que no pasaron más de trescientos días antes de que la estipulación se rompiera, y los enfrentamientos comenzaran nuevamente. Atenas formó una cuádruple alianza, que se basaba en cuatro poderes supuestamente “democráticos”, siendo esta Atenas, Argos, Mintinea y Ellis. Curiosamente los dos últimos fueron pro-esparta en un tiempo, pero luego dejaron de serlo. Así funciona la política griega. Éstos nombraron a Alcibíades, un reconocido batallante ático, como comandante de las fuerzas armadas combinadas.
Luego vino la campaña de Sicilia, una estúpida decisión por parte de Atenas que provocó la muerte de veinticinco mil de sus soldados sin ganar nada. Alcibíades dirigió la misión que llevaría a treinta mil milicias atenienses a Siracusa, a auxiliar a pueblos amigos de odiados enemigos que los atacaban. Con más de veinte mil hombres muertos, la campaña fue un fracaso, y Alcibíades debió huir. Debido a la gran cantidad de enemigos políticos que lo esperaban en su hogar, tuvo que escapar a Esparta, en donde Nicias lo tomo como soplón, y lo aprovechó para conocer estrategias atenienses.
Seis años de batallas continuaron, otorgando victorias y pérdidas a ambos bandos alargando la guerra, hasta que Alcibíades arranca de Esparta y vuelve como líder para Atenas, estableciendo orden en la ciudad y en sus campañas militares. Gracias a él hubo una gran recuperación en las fuerzas armadas atenienses, llevando a cabo múltiples conquistas exitosas. Entre éstas estaba la de Helosponto y Bizancio, ciudades costeras al mar negro que poseían increíbles tierras fértiles que serían gran aporte para manutención de soldados y ciudadanos; y la de Cízico, una majestosa victoria para Alcibíades y sus tropas, en donde destrozaron las fuerzas enemigas.
La gloria parecía volver a la tierra de la democracia hasta la inesperada batalla de Noción, en donde los espartanos asombraron con sus capacidades tanto terrestres como navales, minimizando intensamente las fuerzas atenienses. Tras esta horrible derrota, y luego de quedar con una mínima cantidad de fuerzas armadas, en el año 24, Alcibíades decide retirarse y se marcha de Atenas por siempre.
Luego del retiro de Alcibíades y el nombramiento de Cleofón, Esparta ofreció un tratado de paz, que fue rechazado por el gobernante ateniense y sus partidarios, convencidos que debían y podían aun ganar la guerra. Eso fue su peor error.
De ahí, el panorama para Atenas se veía cada vez más oscuro. Los persas le ofrecieron un trato de apoyo económico a Esparta, en donde Ciro de Persia ofrecía una entrega ilimitada de recursos a los peloponesos; la flota ateniense tuvo que dividirse en dos; y perdieron el control de Helosponto y los alrededores de Bizancio, la principal fuente ateniense de materias primas y cultivos de calidad, lo necesario para mantenerse abastecidos.
Lisandro lideró la última campaña espartana contra de Atenas, yendo con miles de hombres a instalarse al Ática, en zonas periferias del exterior de capital. Cortó todo suministro y vínculo entre los campos de cosechas y el interior de la ciudad, haciendo un deterioro y desgaste en la población. Luego de seis meses de hambruna, Atenas capituló, dejando a Esparta como orgulloso vencedor.
Los espartanos decidieron no quemar a Atenas, dejándola en pie. Pero ¿Qué será de los ciudadanos? La gran duda que se mantiene es cómo será el sometimiento de la ciudad del Partenón ante el dominio de Esparta. ¿Con qué trato vendrá el temeroso Nicias a la Polis, y qué hará con ella?
[2] El calendario ático fue utilizado en Atenas desde el siglo V hasta el III a. C. Era un sistema de calendario lunar que se basaba en doce meses anuales, con un treceavo mes cada dos años. El sistema se implementó en la ciudad en el año 432 a.C. (siendo ése el año 1). El 431 a.C. sería el año 2, el 430 a.C. sería el año 3, y así sucesivamente.